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"Existe una comunidad amplia y creciente dedicada a la cooperación y la diplomacia del agua"

  • "Existe comunidad amplia y creciente dedicada cooperación y diplomacia agua"
    El profesor Aaron T. Wolf, mentor destacado en los Premios a la Gestión Sostenible del Agua del Observatorio del Agua de la Fundación Botín.

Sobre la Entidad

Fundación Botín
El Observatorio del Agua de la Fundación Botín es un think tank multidisciplinario se propone contribuir a la mejora de la gestión de los recursos hídricos en España y a nivel global.

​El próximo jueves 15 de diciembre, el Observatorio del Agua de la Fundación Botín organiza un encuentro sobre “Gestión del agua entre ciencia, política y sociedaden el que reunirá a varios de sus antiguos investigadores o investigadores asociados que actualmente trabajan en distintos sectores del mundo del agua para compartir sus ideas y experiencias sobre la relación ciencia-política-sociedad en la gestión de los recursos hídricos.  

A este encuentro seguirá el acto de entrega de los Premios a la Gestión Sostenible del Agua, que buscan visibilizar y poner en valor proyectos y personas que apuestan por construir puentes entre sectores de la sociedad para lograr una mejor gestión del agua. En la Modalidad C (mentor destacado), el ganador es Aaron T. Wolf, profesor de Geografía en la Universidad del Estado de Oregón y profesor de diplomacia del agua en el IHE-Delft Institute for Water Education. Su investigación y docencia se centran en la interacción entre la ciencia del agua y la política del agua, especialmente, en lo que se refiere a la prevención del conflicto y su resolución.

Pregunta: En primer lugar, háblenos de su trayectoria profesional.

Respuesta: Crecí entre California y Oriente Medio; en ambos lugares, la relación entre el agua y la difícil política era palpable. Sabía que quería intentar contribuir allí donde esos mundos se cruzan, e inicialmente, pensé que mi contribución estaría en los aspectos técnicos. Así, mi licenciatura es en geografía y mi máster se centra en hidrología de aguas subterráneas. De hecho, trabajé durante un tiempo para la división de aguas subterráneas del Servicio Geológico de Estados Unidos, antes de darme cuenta de que la dimensión humana era tan importante, o más, que la parte técnica. Eso me llevó a hacer un doctorado en análisis de políticas y resolución de conflictos, y es esta intersección entre ciencia y política lo que me ha mantenido ocupado desde entonces.  Ahora trabajo en el programa de geografía de la Universidad Estatal de Oregón (EE.UU.) y soy profesor de diplomacia del agua en el IHE-Delft Institute for Water Education (Países Bajos).

La investigación y docencia del profesor Wolf se centran en la interacción entre la ciencia del agua y la política del agua, especialmente, en lo que se refiere a la prevención del conflicto y su resolución

Me considero un "académico práctico", ya que la mitad de mi tiempo lo dedico a la investigación y la docencia, en entornos académicos tradicionales, sobre aguas compartidas a nivel mundial, y la otra mitad a ofrecer talleres, y a hacer de facilitador y de mediador por todo el mundo como director del Programa de Gestión y Transformación de Conflictos Relacionados con el Agua. Soy autor de The Spirit of Dialogue: Lessons from Faith Traditions in Transforming Conflict [El espíritu del diálogo: Lecciones de las tradiciones religiosas para transformar conflictos] (Island Press, 2017), que utilizo para llevar la facilitación y el desarrollo de capacidades a diferentes escenarios de conflicto, especialmente entre entidades que comparten recursos hídricos, y también en comunidades religiosas o con diferentes confesiones, y dentro y entre organismos gubernamentales.

P.- Su investigación y docencia se centran en la prevención del conflicto y su resolución en relación con la política del agua. ¿Cuál es el estado actual de las aguas transfronterizas a nivel mundial?

R.- Creo que la historia tiene dos caras. Una es la de la amenaza inmensa y creciente, ya que la demanda de agua de nuestras poblaciones y economías es cada vez mayor, mientras que la disponibilidad sigue siendo la misma de siempre. La contaminación y la sobreexplotación de los acuíferos amenazan tanto la calidad como la cantidad, y el cambio climático pone en peligro los sistemas sociales y ecológicos de todo el mundo. Los procesos necesarios para hacer frente a estas amenazas son aún más difíciles cuando el agua se comparte a través de fronteras políticas, divisiones sectoriales o étnicas, o usuarios que compiten dentro de una cuenca. Todo ello es motivo de preocupación.

"Los procesos necesarios para hacer frente a las amenazas son aún más difíciles cuando el agua se comparte"

Por otra parte, cada vez hay más conciencia de la historia de la cooperación, de los factores que provocan disputas y de la importancia de las instituciones para la resiliencia política, así como más iniciativas de capacitación en todo el mundo para formar a estudiantes y profesionales en diplomacia del agua. Las herramientas de seguimiento son cada vez mejores, especialmente por satélite, al igual que los marcos para el diálogo, la elaboración de tratados y las negociaciones. En conjunto, existe una comunidad amplia y creciente dedicada a la cooperación y la diplomacia del agua, de modo que, al final, soy bastante optimista.

P.- ¿Qué motivan las disputas generadas en torno a los recursos hídricos?

R.- En colaboración con Lucia De Stefano y otros investigadores de todo el mundo, realizamos un estudio de varios años que sugería que el indicador más significativo de las tensiones transfronterizas no era la sequía, la contaminación o la escasez, como se había pensado en general, sino cuando una de las partes, normalmente aguas arriba, quiere construir infraestructuras, por lo general una presa, sin negociar los impactos con los vecinos aguas abajo. A medida que el cambio climático disminuye las precipitaciones, especialmente de nieve, las naciones recurren cada vez más a proyectos de almacenamiento para mejorar su propia resiliencia, a menudo a expensas de sus vecinos aguas abajo. Estos procesos se ven exacerbados por imperativos de desarrollo e incluso por consecuencias imprevistas de inventivos diseñados para combatir el cambio climático.

P.- ¿Qué soluciones hay al respecto?

R.- Aumentar la capacidad de las naciones para adaptarse al cambio es crucial, tanto si la resiliencia se consigue a través de un mayor desarrollo o de instituciones más sólidas.  Si los países son capaces, pasar a utilizar recursos procedentes de aumentar el tratamiento de las aguas residuales y, en ocasiones, desalinización, puede ayudar a reducir la demanda de recursos compartidos; al igual que los tratados con los matices pertinentes y los organismos de cuenca sólidos. Por supuesto, como académico, creo en la importancia de la educación para el desarrollo de capacidades, a medida que derribamos cada vez más las barreras entre disciplinas, con lo que abogados, ingenieros, negociadores e hidrólogos trabajan juntos en busca de soluciones más holísticas.

"Las naciones recurren cada vez más a proyectos de almacenamiento para mejorar su propia resiliencia, a menudo a expensas de sus vecinos aguas abajo"

P.- Este año ha sido galardonado con uno de los Premios a la Gestión Sostenible del Agua que entrega la Fundación Botín, en la modalidad de destacado mentor en el sector del agua, ¿qué supone para usted este reconocimiento?

R.- No saben cuánto me honra este premio. El trabajo académico que realizamos es muy satisfactorio porque proporciona una sólida comprensión de los sistemas en funcionamiento, pero para lograr un cambio real, nada es tan vital como desarrollar las capacidades de las personas. Los estudiantes motivados y formados para mantener conversaciones sanas o impartir clases inspiradoras están a su vez creando capacidad, y así sucesivamente. Una vez me preguntaron cómo puedo ser optimista ante tantos retos en el mundo del agua, y es gracias a creer que existe una comunidad sólida y creciente de académicos y profesionales que pueden poner en práctica una pequeña parte de nuestra visión colectiva de un mundo más justo y sostenible. Y que, colectivamente, el trabajo se amplifica.

P.- ¿Podría añadir reflexiones específicas sobre el Premio? ¿Qué ha aprendido siendo mentora/supervisora de jóvenes profesionales e investigadores del mundo del agua? ¿Qué consejo le daría a un joven profesional/investigador que empieza a trabajar en el sector del agua?

R.- Recibir un premio como mentor, que al parecer fue iniciado y apoyado enteramente por quienes trabajaron a mi cargo en diversas funciones, significa para mí más de lo que puedo expresar. El profesor John Ross, mi propio supervisor, me orientó muy bien sobre el valor de una carrera académica: "Te rodeas de gente muy inteligente... ¡Y tienen que hablar contigo!".  Esto es muy cierto: he aprendido mucho más de mis estudiantes de lo que hubiera creído posible, y las conversaciones inspiradoras que hemos mantenido de uno en uno o en grupo es precisamente lo que hace que las ideas sigan fluyendo. Uno mantiene relaciones muy intensas con sus estudiantes, viviendo un poco sus triunfos y retos y, de vez en cuando, sus tragedias. Uno aconseja o sugiere cuando puede, critica y anima cuando es necesario. Esto dura dos, tres o cuatro años, y luego se lanzan. Rara vez uno tiene la sensación de que su presencia haya marcado alguna diferencia en el gran esquema de las cosas. Y aquí estamos, profundamente agradecidos por todos y cada uno de ellos.

"Existe una comunidad sólida y creciente de académicos y profesionales que pueden poner en práctica una pequeña parte de nuestra visión colectiva de un mundo más justo y sostenible"

También me gustaría destacar el especial agradecimiento que siento por recibir este premio inaugural en memoria del Prof. M. Ramón Llamas Madurga. Estoy orgulloso de haber considerado al Prof. Llamas como uno de mis mentores, y me gustaría pensar que recibir este premio es una continuación de su profunda influencia, no solo en el campo de la ciencia del agua, sino en cómo uno puede y debe comportarse como ser humano desde el punto de vista ético. Trataba a todos con respeto, independientemente de su rango o estatus, y se esmeraba en fomentar la trayectoria de sus propios estudiantes y colegas más jóvenes. Lo más importante para mí personalmente es que nos recordaba a todos que la racionalidad y la espiritualidad no tienen por qué estar en conflicto o competir entre sí, sino todo lo contrario. Como dijo Kant, y como sospecho que el Prof. Llamas habría estado de acuerdo, "La fe sin razón es ciega, pero la razón sin fe estaría vacía".

Con este espíritu, acepto con orgullo este premio.

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