Una nueva publicación del Water Resources Institute explora el coste de lograr una gestión sostenible de los recursos hídricos para resolver las crisis del agua en el mundo (Achieving Abundance: Understanding the Cost of a Sustainable Water Future): menos de lo que pensamos, de hecho, algo más del 1 % del PIB global (unos 1,04 billones de dólares) cada año hasta el 2030.
El WRI recalca que "las soluciones a las crisis del agua en el mundo están a nuestra disposición; lo que falta es el dinero (tanto del sector público como del privado) y la voluntad política para ponerlas en práctica". Y los beneficios económicos son mucho mayores que los costes: de media, cada dólar que se gasta en proporcionar acceso a agua y saneamiento resulta en un retorno de 6,80 dólares. Por contra, continuar con la situación actual podría suponer pérdidas en el PIB a nivel regional de hasta un 10 % en 2050, según un informe de 2019 de la Comisión Global sobre Adaptación.
El documento del WRI presenta seis estrategias para garantizar la seguridad hídrica, lo que denominan "gestión sostenible de los recursos hídricos", que corresponde al ODS 6 (acceso universal al agua y saneamiento) en 2030, que pueden resumirse como:
- Acceso universal al agua potable gestionada de forma segura.
- Acceso universal a servicios de saneamiento e higiene gestionados de forma segura.
- Tratamiento terciario de todo el efluente industrial.
- Reducir los aportes de nutrientes a las masas de agua.
- Gestión de la escasez de recursos: adaptar el consumo a los recursos hídricos disponibles.
- Implantar mecanismos de gestión de los recursos hídricos, normativa y legislación.
Cada país tiene retos hídricos diferentes, por lo que deben priorizar diferentes aspectos. Por otra parte, el coste de cada estrategia varía de forma significativa de país a país.
Según el informe, 75 países, en los que vive la mitad de la población mundial, pueden conseguir una gestión sostenible de los recursos hídricos a un coste menor del 2 % de su PIB anual. En este grupo está los países de América del Norte y América Latina, Europa, así como China, Australia, Arabia Saudí, Sudáfrica, etc. En el extremo opuesto se encuentran 17 países, en los que vive el 10 % de la población mundial, que tendrían que dedicar más del 8 % de su PIB anual para lograr una gestión sostenible de los recursos hídricos. Se incluyen en estos últimos varios países de África, además de Bolivia, Honduras, Pakistán e Iraq, que necesitarán ayuda de instituciones financieras para abordar sus retos relacionados con el agua. El WRI exhorta a los estados a invertir en seguridad hídrica fuera de sus propias fronteras, ya que las crisis del agua pueden cruzar las fronteras nacionales y ocasionar conflictos e inestabilidad a nivel regional.
Aunque abordar los retos a los que se enfrenta cada país precisa un análisis en mayor profundidad de las circunstancias a nivel local, entre ellas el panorama político, en general las soluciones son ya conocidas. Entre los ejemplos está la gestión de la demanda, con medidas como aumentar la eficiencia del regadío, o infraestructuras basadas en la naturaleza, que aportan beneficios en cuanto a cantidad y calidad de agua. Dichas soluciones deben considerarse no como un problema, sino como una oportunidad para mejorar la vida de miles de millones de personas y la salud de los ecosistemas, a la vez que se consigue un retorno de la inversión.