Estamos perdiendo las buenas costumbres, ¿qué ha sido de esas siestas después de comer mientras ponían los deportes en las noticias? ¿Quién no se ha despertado justo después de terminar el tiempo y pensaste “otra vez me dormí…”? ¿O quién no se ha echado una siesta rusa? Sin poner el despertador, ¿me levantaré en diez minutos, dos horas, me levantaré de noche…?
Pues bien, cada día nos estamos amoldando más a los horarios del centro de Europa, descansando menos al mediodía, para sacar más rendimiento al trabajo. Pero luego no terminamos antes nuestra jornada laboral. Y sí, trabajamos más, sacamos más faena adelante, ¿pero somos más innovadores?
Nos amoldamos al horario europeo, ¿pero somos más innovadores?
La Unión Europea nos califica de “Moderadamente innovadores”, y han concluido que se necesitan más esfuerzos para garantizar la competitividad europea, ya no sólo a escala nacional, sino a escala mundial. Gozamos de unos recursos humanos y un ambiente muy favorable para la innovación, pero las inversiones realzadas a nivel corporativo y las relaciones entre entidades (bien sea entidad privada-privada, pública-pública o pública-privada) son aún débiles.
El potencial español para la innovación en el sector del agua es difícilmente alcanzable por el resto de países. Gestionamos mejor que nadie el estrés hídrico. Universidades, Centros Tecnológicos y Empresas Privadas comienzan a trabajar conjuntamente para desarrollar las técnicas más sostenibles de tratamiento y gestión del agua, pero aún nos queda mucho camino por recorrer.
Por otro lado, España está llena de jóvenes emprendedores, y tenemos que transformar esa excelencia en una realidad palpable. Hay que convertirla en éxito.
Podríamos estar en el “Top 10”, pero estamos por ahí en medio, nos salvamos de bajar a segunda como el Valladolid. Pero podríamos estar en la Champions. ¿Y cómo? Pues durmiendo más la siesta.
España está llena de jóvenes emprendedores, convirtamos su excelencia en realidad.
Porque seis de cada diez españoles nunca duerme la siesta estamos donde estamos. Entre las diferentes ventajas que tiene dormirla, voy a destacar tres:
- La siesta estimula la creatividad: Siestas, incluso de seis minutos, nos estimula la actividad de la zona del cerebro asociada a esta capacidad (hemisferio derecho).
- Aumenta la concentración: Muchos estudios lo demuestran. El sueño facilita el almacenamiento en la memoria a corto plazo y libera espacio para nuevos. Liberamos nuestra RAM. Mientras dormimos, los recuerdos recientes se transfieren del hipocampo al neocórtex (nuestro disco duro), guardándolos en el largo plazo.
- Facilita el aprendizaje: Estudios de la universidad de Berkeley asegura que al dormir la siesta conseguimos rendir más por las tardes y podemos aprender un 10% más ya que reseteamos el cerebro.
Y además de estos beneficios, tenemos los de mejora del estado de ánimo, positividad, mejores reflejos, reduce la tensión arterial, previene las cardiopatías… ¿A qué esperas? Los chinos lo valoran muy positivamente. Hasta le han puesto un nombre al hecho de dormir la siesta en el trabajo y en cualquier parte: "inemuri". Aprovecha estos días de verano, y después de comer, quítate los zapatos y túmbate en el sofá diez minutos antes de volver a trabajar.