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El regadío ante el reto de hacer frente al cambio climático

Sobre el blog

Manuel Martín Arroyo
Ingeniero de Montes e Ingeniero Técnico Agrícola con certificación en Marketing y Comunicación, dedicado al desarrollo de proyectos y soluciones en los ámbitos del agua y la agricultura. También desarrollo mi actividad como productor agrícola.
  • regadío reto hacer frente al cambio climático

El cambio climático es ya una realidad y sus efectos negativos, aunque ya son más que visibles y preocupantes, se espera que se intensifiquen en los próximos años si no se toman medidas urgentes, siendo los países subdesarrollados las regiones que más sufrirán estos efectos. España no queda al margen de esta realidad, al contrario, es una de las regiones de Europa que más va a sufrir los efectos del cambio climático como indican todos los estudios, con dos tercios de su territorio en riesgo de desertización y donde sus cuencas hidrográficas afrontarán un futuro donde los periodos de estrés hídrico y de inundaciones serán cada vez más acentuados, por solo nombrar dos ejemplos de los efectos que ya estamos sufriendo.

Si a lo anterior unimos el aumento de la explotación de los recursos y el incremento de la población mundial (que se espera que aumente hasta los 9700 millones de personas en 2050), nos encontramos en una situación en la que los recursos son cada vez más limitados y donde la humanidad consume los recursos más rápido de lo que la tierra es capaz de regenerarlos y está velocidad a la que consumimos los recursos se ha incrementado de manera alarmante en los últimos años.

De todos los recursos naturales que tenemos en el planeta, el agua es uno de los más importantes para la vida ya que dependemos de ella para beber y producir alimentos, y también uno de los más afectados por la combinación de los efectos del cambio climático, aumento de la explotación de recursos e incremento de la población mundial, teniendo como resultado a nivel global la disminución en la disponibilidad de agua tanto en cantidad como en calidad.

En este contexto, se pone de manifiesto el papel fundamental del regadío para hacer frente al cambio climático, ya que, por una parte, representando el 20% de la superficie total de tierra cultivada a nivel mundial (325,1 millones de hectáreas aproximadamente) produce el 40% de los alimentos producidos en todo el mundo, y, por otra parte, se estima que el 70% del agua es utilizada por la agricultura de regadío a nivel global. Los países menos desarrollados dedican el 76% de la superficie regada a los cereales, centrándose el riego en estos países en la obtención de alimentos básicos, sin embargo, en los países con ingresos altos la diversidad de cultivos es mayor y el riego tiene una gran importancia en el desarrollo del sector agroalimentario. Además del contexto de cambio climático en el que nos encontramos, en crisis como la actual del COVID-19, adquiere enorme importancia tanto el sector del regadío en particular como el sector agroalimentario en general, y pone de manifiesto la importancia de contar con un sector agroalimentario fuerte, capaz de suministrar a la sociedad alimentos en cantidad y calidad, producidos de forma sostenible y que garantice unas buenas condiciones de vida para todas las personas que viven en él.

Para hacer frente al cambio climático y dar respuesta al desafío de producir más con menos, necesitamos soluciones inteligentes y eficientes. Está previsto que en los próximos años se produzca una revolución en la agricultura de regadío a nivel mundial, incrementándose la superficie de regadío, realizándose nuevas infraestructuras para riego, instalándose nuevos sistemas de riego inteligente que conlleven el aumento de la eficiencia del riego (la eficiencia del riego media actual a nivel mundial es del 56% aproximadamente) y en muchas zonas regables se producirá un cambio de cultivos hacia modelos de alta eficiencia, donde el uso de las nuevas tecnologías, las energías renovables y el análisis del ciclo de vida del producto jugarán un papel fundamental. Estas soluciones inteligentes ya se están aplicando en determinadas regiones y en ciertos cultivos y en los próximos años su aplicación tendrá un crecimiento exponencial en todas las zonas regables del mundo.

Estos cambios en el regadío irán en beneficio de los agricultores, al verse incrementada la rentabilidad y competitividad de su actividad, el medio ambiente, al producir los alimentos utilizándose de una forma más eficiente los recursos productivos y por tanto con un menor impacto en el medio, y de la sociedad, que tendrá alimentos producidos de forma sostenible para una población creciente.