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A mi gran amigo

Sobre el blog

Iñaki San Martín
Ex-Director Comercial de ACCIONA Agua

Publicado en:

Portada iAgua Magazine
  • mi gran amigo

Resulta difícil escribir sobre Luis Castilla y que no vengan buenos recuerdos a la memoria. Por ello, y para no contar algo que ya se haya dicho o escrito, voy a hablar del camino que hace ya más de veinticuatro años comenzamos a recorrer juntos y que, tristemente, tu repentina e inesperada marcha ha quebrado. Han sido unos años llenos de experiencias profesionales, pero también personales y familiares que jamás podré olvidar. Gracias.

Fue en 1998 cuando se cruzaron nuestros caminos profesionales, inicios que recuerdo con recelos profesionales, pero siempre con mucho respeto y profesionalidad. Primero fuimos competencia, tú en Fomento y yo en Pridesa; posteriormente, unimos nuestras carreras al integrarte en las filas de Pridesa. Es en esta época, en la que fuiste mi jefe directo, cuando forjamos esa amistad y complicidad que ha perdurado con el paso de los años, llegando al punto de que con una mirada bastaba para conocer el opinar del otro.

Fuimos creciendo a la vez que creció la empresa. Fue una época dura, con mucho tiempo y esfuerzo dedicados al trabajo que fueron forjando nuestro carácter y amistad. Las distintas compras y ventas de la compañía, que fue pasando de corporaciones en corporaciones, fusionándose con otras: Iberdrola, BBV-RWE…, hasta que finalmente llegamos al Grupo ACCIONA y nos hicieron afrontar grandes retos; muchas horas juntos defendiendo ante accionistas e inversores un modelo en el que ambos creíamos firmemente. Afortunadamente, todas ellas con gran éxito y me gusta pensar que gran parte de ese éxito fue por el talento humano de aquel grupo de personas que tú capitaneabas con firmeza y sabiduría.

La época en ACCIONA es, quizás, la más conocida por todos. La expansión internacional de la división de Agua y tu posterior salto a la dirección de Infraestructuras. Este alejamiento en nuestros quehaceres y mi posterior jubilación redujeron significativamente el número de horas que compartimos, pero para nada el contacto y confianza que mantuvimos hasta el final.

Nuestra relación es de esas que marcan para toda la vida, con grandes acuerdos, y con alguna que otra discrepancia, que siempre sabíamos zanjar con un sabio acuerdo junto a una mesa o unos pintxos. Tu pérdida es, sobre todo para mí, una perdida personal. Con tu marcha se terminan una serie de vivencias que jamás pararon de crecer y de enriquecernos, desde el día que nos cruzamos. A esta relación tan intensa que teníamos le seguía el cariño especial que te he tenido, te tengo y te tendré hasta que nos volvamos a ver y nos demos un abrazo juntos, como siempre solíamos hacer, amigo.

Se va un gran ingeniero, un brillante director, que supo aunar la vieja escuela y la forma de hacer negocios con la época moderna a la que se enfrentó, un gran padre y marido, un gran amigo, pero, sobre todo, una grandísima persona que ha dejado una impronta en los que le conocimos que jamás olvidaremos.

Gracias, amigo, por haberme permitido disfrutar de ti todos estos años, que siempre me sabrán a poco. Todo un privilegio.

Gracias y hasta siempre.