La importancia que recae sobre una infraestructura urbana, sobre su mantenimiento y expansión para las actuales y futuras generaciones es algo incuestionable. Cualquier revisión o modificación que se le realice es, o debe ser, para mejorar el servicio o aumentar la capacidad antes nuevas zonas de crecimiento.
Porque una cosa está clara, la población no para de crecer (9.000.000 millones para el año 2050, según la ONU). Pero, ¿significa esto también que crecerá en todas los núcleos de igual manera?
No. Y Detroit es un claro ejemplo de ello. Revisemos rápidamente su historia.
El servicio de distribución de agua potable de Detroit se encuentra en una peligrosa espiral que le está conduciendo directamente a su desaparición
En el año 1900, Detroit contaba con una sistema de distribución de agua potable idóneo para su población. Unos 285.000 habitantes, una ciudad del tamaño de Valladolid. Pero esta fue creciendo, expandiéndose. En el año 1950, Detroit contaba con 1.850.000 habitantes, más que Barcelona actualmente. Gracias a los "tres grandes" del automóvil (General Motors, Ford y Chrysler), Detroit y la región circundante se transforma en un poderoso núcleo manufacturero del país. Había dinero. Y las infraestructuras de distribución de agua crecieron también. Pero lo bueno nunca dura para siempre.
A partir de este momento la población empezó a decrecer, merma el empleo, los habitantes dejan la zona en busca de nuevas oportunidades en otros lugares. Pero las infraestructuras no se vieron reducidas de manera similar. Entramos en el año 2000, con 951.000 habitantes y 336.428 casas. Y posteriormente, en el año 2010, 713.777 habitantes. El mismo número de casas.
Hasta llegar al año 2013, donde la situación que venían arrastrando y el freno económico impulsado por la crisis financiera del 2008 convierten aun más, si cabe, el caso de Detroit en insostenible. 18 de Julio de 2013: “Detroit: La mayor ciudad de EEUU en declararse en quiebra”.
Con todo esto, ¿cómo se ha visto afectado el servicio de distribución de agua potable de Detroit?
- La gran mayoría de las viviendas han sido abandonadas (en muchas calles de la ciudad se puede ver esta situación) y robadas las instalaciones interiores de cobre. Con lo que se producen grandes escapes de agua durante meses, y estos escapes aumentos importantes en los costes de producción y distribución del agua.
- Al ser mayores los costes, y menores los ingresos, se han visto obligados a subir las tarifas. Actualmente, una familia de 4 individuos está pagando una media de 75$ al mes. Y la cosa, no acaba aquí. Un retraso de 60 días en el pago de sus facturas o una deuda superior a los 150$, los convierte en morosos. El pasado mes de marzo, cerca del 50% de los abonados (150.806 de los 323.900 abonados totales) eran morosos. Y la vía que se había decidido para forzar el pago era el corte de agua a un ritmo de 1.500-3.000 abonados/semana. Como resultado, 12.500 cortes entre el 25 de marzo y el 14 de junio.
- Cortes, algunos de ellos, denunciados por Naciones Unidas ya que se violan las normas internacionales de los derechos humanos.
- Estas condiciones y la situación de bancarrota, la cual obliga a la ciudad a reestructurar su funcionamiento, conllevan recortes presupuestarios, más despidos y finalmente la venta de activos; y vuelta a empezar.
El servicio de distribución de agua potable de Detroit se encuentra en una peligrosa espiral que le está conduciendo directamente a su desaparición. Y pone de manifiesto que a la hora de proyectar una infraestructura hidráulica, por ejemplo, lo sencillo y lo fácil es suponer que la población crecerá, en el mejor de los casos de manera progresiva y ordenada, ¿y qué hacemos para mantener un servicio de calidad a una población que poco a poco se extinguiendo sin ningún orden?
