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Hoy por ti, mañana por mí

Sobre el blog

Félix Parra
CEO de Aqualia.

Publicado en:

Portada iAgua Magazine
  • Hoy ti, mañana mí

Conocí a Luis por referencias de otros compañeros mucho antes de conocerle personalmente, ya que dirigió durante algunos años SPA, la filial del Grupo FCC dedicada a la ingeniería del agua.  

En el año 2004 se produjo una reorganización en el Grupo y SPA pasó a depender de Aqualia segregándose del Área de Construcción. En ese tiempo yo ocupaba una posición de director regional en Aqualia y Luis ya se había incorporado a Pridesa para hacerlo, más tarde, a Acciona. Pero era frecuente oír como los que habían sido sus compañeros y colaboradores en SPA hablaban a menudo de él con mucho respeto profesional, admiración y enorme cariño.  

Algunos años después, tuve el privilegio de conocerle personalmente y faltaría a la verdad si dijese que fuimos grandes amigos. Pero estoy seguro de que él opinaría como yo al decir que compartimos momentos muy significativos que estarán para siempre en mi memoria. 

Así que, la primera vez que coincidimos los dos solos para compartir mesa y mantel, Luis era director de Acciona Agua y yo lo era de Aqualia. Conocía su trayectoria y su talante, pero indirectamente, por los que fueron sus compañeros. Y tuve la impresión de que él también sabía muchas cosas de mí. Creo sinceramente que desde el principio ambos nos sentimos muy bien, surgió esa química tan necesaria en las relaciones humanas que genera buena sintonía y facilita entenderse. 

Cuando nos veíamos solía ser para tratar algún tema concreto que afectase a nuestras empresas, generalmente sobre los proyectos que compartíamos, o alguno nuevo que pudiéramos llegar a compartir.  

Desde la defensa de los intereses de cada una de nuestras organizaciones, la lealtad, la honestidad y el respeto a lo acordado fueron siempre las referencias en nuestra colaboración. Hoy por mí, mañana por ti. Los dos sabíamos que cuando quedábamos para tratar un problema, siempre acabaríamos encontrando una solución satisfactoria para ambos.  

Eso no quiere decir que fuese sencillo. Luis era una persona muy inteligente y la batería de argumentos con las que defendía sus posiciones hacía necesario acudir a la reunión muy bien preparado y armado de sólidos argumentos.  

En ese clima era fácil y agradable tratar con él, y en esas reuniones, cada vez más, las conversaciones derivaban hacia asuntos de nuestras empresas, de nuestros esfuerzos para sacar adelante los respectivos proyectos, de nuestro sector de actividad, de nuestro querido país, nuestras familias y amigos y, en definitiva, de nuestras vidas.  

Desde que pasó a ocupar la dirección general de Acciona Infraestructuras, nuestros encuentros de trabajo, lógicamente, se fueron distanciando, algo que ambos lamentábamos en las charlas esporádicas que mantuvimos en los últimos años. No obstante, para mí ha estado siempre presente en las múltiples conversaciones entre compañeros de nuestras empresas, donde el consenso sobre las cualidades y la calidad humana que transmitía Luis es unánime.  

Nos ha dejado un gran compañero y un magnífico profesional. Siento enorme orgullo por haber compartido momentos con él, pero, sobre todo, lo que es más importante y fundamento de todo lo demás, nos ha dejado una gran persona, o dicho con sencillez, un buen hombre al que recordaré siempre.